IV Gabinete de crisis de ficciones políticas

martes, 11 de marzo de 2014

20:00

ACTA SESIÓN 1_Gonzalo Escribano

Día: 2014-02-27
Hora: 19.30 
Lugar: We Traders. Nave 16. Matadero Madrid
Experto invitado: GonzaloEscribano (GE)
Asistentes: Luis Arenas (LA), Uriel Fogué (UF),  Eva Gil (EG), Carlos Palacios (CP), Javier Hernández (JH), Pepe Vela (PV), Fernando Espuelas (FE)
Oyentes: 35 aprox.


Abre la sesión Uriel Fogué dando la bienvenida al IV Gabinete de Crisis de Ficciones Políticas, dentro de la exposición WeTraders (comisariada por A. Fitz y R. Epple y co-comisariada por J. Duero), acogida por Matadero Madrid y promovida por el Instituto Goethe. Este ciclo es coordinado de manera conjunta por Gabinete de Crisis de Ficciones Políticas y la oficina de arquitectura elii.

El nuevo escenario al que se enfrenta el Gabinete lleva por título Isla energética y surge tras el anuncio, hace unas horas, por parte del Gobierno, de un plan para alcanzar la independencia energética del país en el año 2020, eliminando la dependencia energética del país del extranjero.

Si tenemos en cuenta los cambios sucedidos en otros momentos históricos donde se produce un desarrollo masivo de infraestructuras de gran escala, expone UF, es previsible que este nuevo escenario conlleve una transformación radical de enormes repercusiones en todas las esferas de la vida, la política, el paisaje, el espacio doméstico, las costumbres y los ritos sociales, la alimentación, las redes de infraestructuras, las políticas del cuerpo…etc. Por ejemplo, los procesos de grandes transformaciones urbanas acontecidos durante el siglo XIX, implicaron la emergencia de toda una nueva cultura urbana, como la alteración de la vida nocturna, producto de la electrificación de las ciudades. Se convoca un Gabinete de Crisis para evaluar las posibles consecuencias de este nuevo escenario político.

Luis Arenas introduce al experto invitado, Gonzalo Escribano, quien expone una estrategia, organizada en tres partes, para alcanzar el mencionado objetivo de independencia energética en 2020:

1. Cambios en la demanda
-Aumento de precios. Teniendo en cuenta que apenas disponemos de seis años para implementar las medidas, y que no bastará con potenciar la producción local, lo primero a tener en cuenta sería adoptar políticas de gestión muy estrictas. Se hace imprescindible mandar señales a los mercados, aumentando los precios rápidamente. Esta medida debe ser aplicada tanto en el campo doméstico como en el industrial, si bien tendrá repercusiones diferentes. El experto sugiere comenzar por el campo doméstico.

-Racionamiento. Habrá que tomar medidas de racionamiento a corto y medio plazo, para asegurar la movilidad y transporte. Para ello, habrá que establecer cuotas, restricciones de velocidad, limitación del tráfico rodado, etc. El ferrocarril será crucial: como no disponemos de suficientes líneas, deberá reducirse el transporte de pasajeros para poder aumentar el de mercancías. En consecuencia, pasaremos a una vida más estática. No podremos permitirnos el lujo de ir y volver a una ciudad en el día. Por otro lado, habrá que afrontar cupos de movilidad de vehículos por número de matrícula, reducir la velocidad y, en muchos casos, mientras se ponen en marcha políticas para producir una electrificación masiva del sector transporte, prohibir la circulación y el aparcamiento.

-Redimensionado y descentralización de las infraestructuras energéticas. Por un lado, hay que tener en cuenta que redes como gaseoductos, terminales de gas o líneas eléctricas no van a tener más utilidad. Por otro, hay que afrontar la transformación de la estructura infraestructural radial, para evitar la congestión de las redes que estaban diseñadas para el modelo energético heredado. La incorporación de energías renovables para suplir las importaciones de otro tipo de recursos, precisa de un sistema descentralizado a partir de una red mallada sin líneas de alta tensión. Las tecnologías tipo smart-grids y contadores inteligentes serán claves para el éxito de este punto.

-Control de la competencia. Al no haber señales de mercados internacionales lo más probable es que las señales de precios sean frágiles. Por ese motivo serán imprescindibles unas autoridades de competencia y de planificación fuertes y estrictas.

2. Cambios en la oferta
-Fuentes nacionales. Estas medidas para aumentar la oferta no van a ser neutras en cuanto al impacto ambiental. Habrá que recurrir a las fuentes nacionales: obtención de petróleo de Canarias y el Mediterráneo, fracking en el Delta del Ebro, Asturias y el País Vasco; extracción de carbón; y aumento de las unidades de nucleares. Además, será imprescindible llevar a cabo una inversión en desarrollo e investigación y desarrollar un marco institucional de autoabastecimiento, tratando de controlar su impacto medioambiental.

-Biomasa. La biomasa implicará un cambio fundamental en la estructura agrícola. Habrá que importar biofuels o precursores de biocombustibles. Habrá que tratar de que los biocombustibles de segunda generación que se mantengan operativos, no compitan con los alimentos. Habrá que desplegar programas de investigación sobre algas, by-product, deshechos y otro tipo de recursos, etc.

-Hidroeléctrica. Habrá que mantener los actuales embalses, imprescindibles para obtener electricidad.

-Desarrollo de la energía nuclear. Al no disponer de uranio hay que conseguir que el Gobierno autorice su importación. Aunque la hidroeléctrica es de las pocas energías renovables constantes, que pueden funcionar como soporte de las demás energías, las centrales nucleares soportarán el grueso de la energía de base. Los gaps entre las renovables y los picos de demanda se cubrirán con carbón nacional y con hidroeléctrica.

-Nuevas tecnologías. Pero, aparte, será necesario incluir estaciones de bombeo y aplicar nuevas tecnologías, apenas utilizadas en España, como las presas run-of-the-river hidroelectricity. Esta energía depende de los caudales de los ríos, de la pluviometría, del deshielo y otros factores del lugar… Por lo tanto, al igual que la eólica o la solar, quedarán para complementar la energía base.

-Energía eólica. Hay que potenciar la energía eólica. Es la que más nos va a permitir acercarnos al precio vigente en la actualidad. Habrá que cambiar los generadores antiguos por otros nuevos, más eficientes. Será necesario ocupar el offshore, lo que puede afectar enormemente el sector turístico.

-Energía solar. Habrá que seguir desarrollando la energía solar. Tanto la fotovoltaica, que no es almacenable, como la termosolar, que sí lo es. Tendrá que aumentarse la producción actual para garantizar la flexibilidad del sistema. Aparte, habrá que gestionar la demanda para lograr cubrir los momentos sin sol ni viento.

3. Medidas para mitigar el impacto
-Soluciones individuales. Promover la autogeneración (tanto solar como eólica). Teniendo en cuenta que se va a destinar una gran parte de nuestra superficie agrícola a la producción de biocombustibles y el transporte se va a tornar complicado, habrá que desarrollar el autoconsumo y la autogeneración agrícola y el auto-transporte (bicicletas, patines o cualquier medio que proporcione alternativas al transporte tradicional.

-Educación. Habrá que potenciar la inventiva y la creatividad. Se desarrollarán nuevos sectores basados en el capital humano.

-Campo virtual. Se virtualizarán el mayor número de procesos, tanto productivos, como personales. En concreto, estas medidas han de ser pensadas en el campo de la educación. Como consecuencia de las transformaciones en los transportes, aumentarán las distancias, lo que dará lugar a una total reconfiguración urbana. En este punto también jugarán un papel clave los procesos de virtualización.

-Reconfiguración de la industria. La industria y la construcción sufrirán cambios sustanciales, tanto en los procesos productivos como en la aplicación de determinados materiales.

-Nivel de vida. Debemos prever cambios importantes en el nivel de vida: más calidad en algunos aspectos y menos en otros. Se tendrá que solucionar la convivencia entre los ciertos sectores punteros vinculados a las nuevas tecnologías, y un retorno a algunas costumbres antiguas. Esta dualidad podría dar lugar a una falta de cohesión social. Como consecuencia del cambio habrá “ganadores” y “perdedores”. Habrá que buscar la forma de equilibrar esta situación para lograr el bienestar social.

-Seguridad y defensa. Estar tan al límite de las necesidades provocará una gran vulnerabilidad. Menos energía implica también menos luz. Será difícil mantener los actuales sistemas de alarma y las formas de vida urbana actuales. La asistencia hospitalaria uno de los espacios de mayor demanda energética, sufrirá cambios relevantes. Debemos plantearnos cómo vamos a defender emplazamientos como Ceuta, Melilla o Canarias frente a los países vecinos (teniendo en cuenta que éstos dispondrán de un mayor número de recursos energéticos. ¿Cómo se gestionará la soberanía del país? En cuanto a la defensa, el ejército estadounidense ya está generando electricidad con paneles fotovoltaicos flexibles en sus campamentos. Pero habrá que dedicar un enorme esfuerzo para proteger las infraestructuras difusas, ya que se podría producir un blackout o apagón.

-Relaciones internacionales. Es previsible una pérdida de presencia internacional. Uno de los primeros objetivos en este terreno será convencer a nuestros socios de la UE de nuestro programa. Es fundamental permanecer en el  mercado único.

Una vez concluida la presentación, LA abre el debate, mostrando su preocupación ante semejante horizonte y plantea los siguientes interrogantes: ¿Qué ventajas implicaría a largo plazo un escenario de soberanía energética? Por otra parte, muchos de los aspectos propuestos por el invitado ya han sido formulados y desarrollados por algunos sectores sociales de la población muy concienciados con temas relativos a la gestión de la energía. ¿Se puede considerar que estos grupos han abierto una vía de vanguardia? ¿Se podría hacer llegar estas fórmulas al resto de la población?

Acto seguido, un miembro del Gabinete acusa al planteamiento expuesto de excesivamente economicista cuestionando la necesidad de mantener el ritmo de vida actual del estado del bienestar sin dar opción a otras formas de vida posibles, otras relaciones internacionales u otras formas de industria, que implicasen un marco más ecológico. El experto explica su propuesta, dentro de un marco estrictamente técnico, como el planteamiento económico que haría viable alcanzar el objetivo planteado para el 2020. Dicho objetivo, si bien no exento de costes (sociales, ecológicos, etc.) es posible y está a la alcance de las posibilidades, manteniendo las principales trazas del marco de vida actual. Cualquier planteamiento que cuestione estas bases requeriría de otro tipo de enfoque. En cualquiera de los escenarios, el papel de la educación sería crucial para explicar bien el proyecto a la sociedad y contrarrestar la resistencia de la población. Concluye afirmando la necesidad de llevar a cabo políticas de incentivos para alterar los hábitos de consumo, lo que supondrá una fuerte transformación social, teniendo que redefinirse conceptos como la calidad de vida tanto a escala local como geopolítica.

Varios miembros del gabinete se preguntan sobre el papel del Estado en relación a las grandes empresas. ¿Sería necesario llevar a cabo expropiaciones a las grandes empresas vinculadas a la energía para concentrar la producción de energía en el Estado? Si las medidas planteadas reducen el consumo mediante una subida de precios ¿no sería más eficaz eliminar la energía del sistema de mercado (dado que no se van a producir transacciones con el exterior) y recurrir a un sistema de cuotas para este reparto? GE afirma la necesidad de apoyar la transformación en cooperativas y otro tipo de formas de descentralización de la producción. Sin embargo no cree que sea necesaria la independencia de las grandes empresas, las cuales se encargarán de gestionar los parques eólicos, las centrales nucleares, etc. En su opinión el Estado no tiene la capacidad de llevar a cabo la estatalización de la industria. El contexto es tan radical que será necesario involucrar a todos los agentes posibles, incrementando su participación. Desde el punto de vista de GE, será imprescindible contar con un estado más intervencionista, pero sin prescindir del mercado, si se quiere minimizar los costes. Una generación descentralizada precisará de un sistema dual desplegado en diferentes escalas, lo cual exigirá mucha coordinación: más centralizado en el transporte, pero más descentralizado de las redes, por ejemplo. Puede que las medidas para paliar esa dualidad conduzcan a situaciones de conflicto. Habrá que redefinir el concepto de bienestar. En cualquier caso, el nuevo escenario no va a ser ecológico ni “verde”. Al contrario, el cambio va a tener un impacto ambiental muy fuerte. Las medidas del tipo del incremento de precios, parten de una concepción individualista del ser humano. El objetivo será detectar el incentivo básico para que la gente se comporte de la manera más eficiente posible a la hora de gestionar su energía. Cualquier solución pasará por un sistema de cuotas, en efecto. Pero también de un racionamiento y, sobre todo, de la gestión de sistemas duales.

EG plantea la posibilidad de que se de una burbuja energética, preguntándose si un cambio en la ley del suelo para destinar una buena parte del suelo nacional a un espacio productivo, podría llegar a provocar una crisis energética similar a la inmobiliaria, tras los cambios en la Ley del 98. En opinión de GE, inevitablemente, el paisaje va a cambiar de manera radical: prácticamente un 70% del suelo, estará ocupado por aerogeneradores para conseguir que una gran parte de la energía que necesitaremos provenga de fuentes renovables. Puede haber una gran controversia en lo relativo a la agricultura dado que conlleva cambios, tanto en el sistema agrícola (para biocombustibles y biomasa), como en los hábitos de consumo y de producción.

CP manifiesta que tal vez sería posible plantear un proceso paralelo entre la intensificación de la participación del tejido local en la producción de la energía y las nuevas formas de gobierno basadas en la participación ciudadana y nuevas estructuras democráticas.

Varios miembros del Gabinete cuestionan la viabilidad del cambio. ¿Seremos capaces de ser independientes dentro del actual entorno político y económico internacional? ¿Seremos mucho menos competitivos que  el resto de los países? ¿Conllevará el cambio ingresar en un sistema de autarquía, no sólo energética, sino también productiva? En cuanto a la defensa, ¿tendrá que incrementarse el presupuesto en defensa en el 2020? ¿Serviría de ejemplo otro contexto, como el finlandés, dependiente en un 90% de Rusia, el que, a la vez, constituye su principal peligro estratégico? En opinión de GE, uno de los primeros pasos a dar será desarrollar una nueva narrativa para convencer a la UE de la necesidad de este cambio. La industria que competía en los mercados internaciones deberá, o bien desaparecer o bien reconvertirse para pasar a formar parte de este sistema económico dual asentado en un sector agrícola muy fuerte, capaz de abastecer a la población. Por otro lado, al no poder exportar será imprescindible invertir en innovación y desarrollo para lograr tecnología para el almacenamiento de la energía generada en los momentos de excedentes (los días de mucho viento y mucho sol). No obstante, ser independientes de los hidrocarburos, no nos hace independientes del resto del mundo en otras parcelas. Por lo que habrá que rediseñar la interdependencia política con el exterior y una nueva agenda geopolítica. Tanto el sector industrial como el turístico también sufrirán cambios relevantes. El uso del avión tendrá que ser revisado. Puede que sea inviable funcionar con cosechadoras, por lo que no es descartable tener que volver a la tracción animal. En lo relativo al tema de la defensa del país, el experto sugiere que la permanencia en la OTAN será más importante que nunca.

En opinión de UF, el nuevo escenario plantea un proceso de desaceleración contrario a los planteamientos de Paul Virilio. Si Virilio describió la historia como un proceso basado en la velocidad, donde cada una de las etapas históricas era descrita como un proceso de aceleración de sus movimientos y relaciones, por lo que se ha expuesto, en este nuevo escenario asistimos a un proceso de desaceleración y de “adelgazamiento” del sistema económico y productivo. Y, señala, que este proceso que se asienta en un modo de vida basado en una especial forma de sedentarismo físico combinado con un nomadismo virtual, de alguna manera, coincide con las praxis políticas ya planteados e implementadas por diversos grupos ecologistas. Cabe preguntarse, por tanto, si dichos grupos sociales deberían ser considerados como los laboratorios donde se han ensayado y prototipado dichas fórmulas de convivencia y dichas narrativas. UF a continuación enumera, a partir de lo expuesto hasta el momento, las que pasarán a ser las grandes voces que liderarán el cambio energético: a parte de los economistas y de los ingenieros, será crucial el papel de los paisajistas y urbanistas en el diseño del territorio; de los arquitectos, en el campo de las innovaciones tipológicas, puesto que la arquitectura pasará, de ser consumidora, a formar parte del tejido productivo; de los diseñadores, cuyo papel será crucial en la materialización del cambio en los estándares de vida. No en vano, los diseñadores serán los responsables de hacer habitable y, porque no, deseable esta situación que, aunque se dibuja como poco confortable, debería ser capaz de entender una nueva dimensión de lujo; de los docentes y las instituciones académicas, cuyo papel será clave en los procesos de innovación; de los dietistas, dado que nuestra alimentación se va a ver alterada por completo y, en este sentido, también contamos con el ejemplo de la cultura vegetariana, capaz de hacer de una restricción política un campo de posibilidades para la cocina; las organizaciones sociales, que cuentan con amplia experiencia en el trabajo desde la participación local, etc. GE relaciona la desaceleración de la historia planteada, con el aumento inevitable de las distancias al que nos vamos a ver sometidos Es difícil considerar la desglobalización de un único aspecto (energía) porque, al final, todo está interconectado en nuestra sociedad. Hay que tener en cuenta que el mundo virtual no soluciona todos los problemas. La experiencia nos demuestra que, en ocasiones, la presencia real ahorra mucho tiempo y muchos conflictos. En cualquier caso la dualidad sedentarismo-nomadismo tendrá repercusiones en los afectos personales.

UF pregunta al experto por la viabilidad de las políticas Nudge(desarrolladas por Thaler y Susntein) como alternativa a los incentivos. Los nudge o “arquitecturas de la decisión” operan con el diseño de espacios donde se toman decisiones y sus autores los presentan como una alternativa eficaz para la solución, por ejemplo, de los temas de ahorro energético. Por último, en lo relativo al cóctel energético UF pregunta si es previsible que algunos territorios menos ricos, como las zonas desérticas, pasen ahora  a ser considerados como zonas con un alto potencial energético. GE plantea que los incentivos no se limitan al campo económico. Muchos se basan en formas de persuasión que operan sobre los elementos reflejos. A veces los castigos tienen un impacto negativo. La solución sería una combinación de políticas. La redistribución afectará no sólo al mundo empresarial sino también a las regiones. Por ello una geopolítica interna tendrá que combinarse con una política regional.

LA lanza una pregunta de escala territorial y arquitectónica. Por un lado, pregunta por el potencial de las costas para la energía maremotriz. Por otra, pregunta a los arquitectos acerca de la unidad óptima para redimensionar las ciudades. ¿Se confirma la tendencia a pensar en la habitabilidad de escenarios densos? ¿Debemos encontrar un tamaño de ciudad media para tener en cuenta los suministros? Y termina su intervención planteando que habrá que tener en cuenta una cuota mínima de energía por debajo de cuyo umbral no es posible vivir. Y reclama el papel del estado como el garante de dichas cuotas mínimas, que deberían permanecer al margen de las lógicas del mercado. LA se apoya en Cúanto es suficiente de Skydelsky para subrayar la importancia de establecer los mínimos de una vida digna. Por último defiende la posibilidad de plantear el plan 2020 propuesto como un marco pionero de un experimento social que podría (y debería) ser extrapolado a escala mundial. En este sentido, el presente escenario político podría ser considerado como un proceso de vanguardia para el resto del planeta. En cuanto a la energía maremotriz, GE responde que habría un enorme potencial en el Atlántico pero que sería fundamental desarrollar técnicas de almacenamiento. En cuanto a la urbanización, seguramente habrá una concentración en los focos existentes y un éxodo de las ciudades pequeñas hacia el ámbito rural. Habrá una gran concentración de talentos en las ciudades y el mundo rural quedará enfocado al sector primario. Por último, intentar que el resto de países se muevan en la misma dirección y promover la cooperación en ese campo será sin duda indispensable y deseable bajo todo punto de vista.

Algunos miembros del Gabinete resaltan la diferencia entre autosuficiencia y sostenibilidad.

UF responde a la pregunta de LA argumentando que es imprescindible empezar a plantear nuevos vocabularios para abordar el nuevo escenario. Y, en concreto, será necesario poner en práctica nuevos vocabularios urbanos. Por ejemplo, en un marco donde habrá que destinar una gran parte del territorio al desarrollo de la agricultura y la producción de la energía, será difícil que la disciplina se mantenga en la clásica dicotomía dialéctica entre el campo y la ciudad o la naturaleza y los espacios urbanos. En un escenario de isla energética ¿qué puede ser considerado urbano y qué no? ¿Dónde empieza el espacio rural y dónde el infraestructural? ¿Cómo habitamos en un entorno completamente tecnificado? ¿Qué respuestas puede proporcionar la arquitectura para hacer habitable un continuo socio-técnico? Lo que está claro es que el problema que nos congrega requiere de un cambio de lenguaje y, más allá de soluciones tecnológicas, se hace imprescindible pensar este marco en clave de un cambio cultural que, inevitablemente, apela un gran debate social. Quedamos pues emplazados para abordar este y otros temas en las siguientes sesiones.

Se levanta la sesión.


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